SINOPSIS: Tras su
paso por la cárcel por haber cometido una violación, Charles Campbell logra su
libertad condicionada a someterse periódicamente a un control psiquiátrico. El
médico encargado de evaluar al ex preso Charles Campbell es el doctor Janz.
Pero lo que desconoce este últmo es la verdadera psicopatía que padece el
joven, capaz de alertar a la policía de su disposición a cometer un crimen a
una hora determinada: las siete de la tarde. Consumada su amenaza, Campbell
escoge como su nueva víctima al propio doctor Janz. Sin embargo, la presencia
de Terry, la sobrina del prestigioso psiquiatra en su consulto, acaba por
desbaratar los planes del enfermo mental y asesino...
COMENTARIO: Aunque
Robert Bloch (1917-1994) no fue requerido por Alfred Hitchcock para la
confección del libreto de Psicosis
(1960) surgido de su propia novela (semejante tarea recaería en Joseph Stefano)
siempre se mostró satisfecho de los resultados de su adaptación
cinematográfica. La razón del porqué Hitchcock no requirió de sus servicios se
debe a que consideraba la pieza literaria escrita por Bloch de segundo o tercer
nivel, eso sí, con una brillante idea (el asesinato en la ducha de Marian) que
utilizaría convenientemente en su traslación a la gran pantalla. Ironías del
destino, el maestro británico le reservó plaza en la nómina de guionistas de la
serie Alfred Hitchcock presenta
(1960-1962), en la que Block participó en la confección de un total de seis
episodios. Ciertamente, su debut en calidad de guionista cinematográfico no
llegaría hasta la producción The Couch
(1962), en que la Warner Bros. entendió que su aportación resultaría
beneficiosa para un proyecto orquestado por Owen Crump, cuyo curriculum vitae remite a su actividad
radiofónica, de documentalista —uno de sus cortos llegó a ser nominado a los
Oscar en su categoría— y de cineasta en el seno de las Fuerzas Armadas de los
Estados Unidos. Pero desde un punto de vista privado, Crump formó parte de la
familia Fairbanks, al haber contraído primeras nupcias con Lucile, la sobrina
de Douglas Fairbanks, Jr,, uno de los cofundadores de United Artists. Otro de
los cofundadores de otra gran empresa cinematográfica —en este caso, una major—, Jack Warner, había sido persuadido
por Crump para que aportara una cantidad sustancial de dinero en aras a que The Couch («el diván») escapara de la condición de serie B con sus doscientos
cincuenta mil dólares de presupuesto. Una cantidad, a todas luces, insuficiente
si se pretendía contratar a intérpretes que sirvieran de gancho para la
taquilla en una época donde el Actors Studio provisionó de sabia nueva a un Hollywood
en plena transformación. De sus filas salió Shirley Knight, la presencia
femenina más destacable de The Couch,
relacionada con los otros vértices del relato, su tío el doctor Janz (Onslow
Stevens, en su último crédito para la gran pantalla) y Charles Campbell (Grant
Williams), el joven perturbado mentalmente al que la chica trata de mitigar su
pulsión asesina.
Nacida a partir de una historia original servida
por Blake Edwards, a la sazón sobrino del propio Owen Crump, Crimen a las 7 —el título de reminiscencias
a la obra de Agatha Christie escogido para su estreno en nuestro país—
participa de ese cine angloamericano manufacturado entre finales de los años
cincuenta y principios de los años sesenta con claras implicaciones
psicoanalíticas en aras al desarrollo y conocimiento de los personajes en liza.
En esta tesitura, The Couch comparte
espacio con títulos como Las tres caras
de Eva (1957), El gabinete del doctor
Caligari (1962) —con guión del propio Bloch— o la inglesa Crimen al atardecer (1961). En su
búsqueda de un carácter singular que las diferencie del resto de producciones
en que el factor del psicoanálisis tiene una incidencia directa en el
comportamiento de los personajes, Owen Crump precisó del concurso de Robert
Bloch para adentrarse en la psique de Charles Campbell a través de la serie de
sesiones llevadas a cabo por el doctor Janz. En virtud de rebajar el tono
discursivo que iba adoptando el guión, Bloch habilitó de forma alternativa una
serie de secuencias en exteriores más dinámicas que comprometen a un Campbell
decidido a proseguir en su actividad criminal. High points de un relato cinematográfico que necesariamente debe
ser observado con los ojos inherentes a una época donde el concepto de «asesino en serie» aún resultaba materia de evaluación,
buscando explicaciones convincentes en la forma de actuar de personas de
apariencia normal, en algunos casos modelos del american way of life, destinados a integrarse en el seno de una
familia típicamente norteamericana. Por ello, la elección de Grant Williams (revelado
con su performance de El increíble hombre menguante) tiene
cierto fundamento a la hora que el espectador tome contacto con esa doble
realidad de un personaje enfrentado a sus propio pasado cuando se estira en el
diván que da nombre a un film armado con un cierto gusto estético por parte de
Crump y el director de fotografía Harold E. Stine. Ambos profesionales hacen de
la emulsión en blanco y negro una elección idónea para ir modelando la psique de
un personaje que se mueve en esas zonas de sombras donde se activan esos
mecanismos prestos a emular a Norman Bates, aunque sin el ascendente maternal
guiando sus destinos.
Christian
Aguilera
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